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miércoles, 18 de agosto de 2010

Para quejatarios y quejetas.

En días pasados viví esta historia en mi computador, la recogí y la envié como respuesta a un correo de un amigo y con ello, me puse en la cadena que estaba tratando de romper. Así es la vida, dirán algunos, Facundo Cabral diría que hay los que tratando de joder, se jodieron,

Esta es la historia...

Hace algunos días, de hecho un lunes en la tarde, empecé a ver con repetición los mensajes que algunos amigos conocidos y otros desconocidos enviaban para quejarse de un servicio, no diremos cual, pues al fin y al cabo ni siquiera tiene importancia.

Yo los recibía pues todos enviaban sus mensajes con copia a los amigos, entre los que me contaba yo; La mañana del martes empecé a notar como algunos mensajes de esos cuasi-amigos virtuales, respondían molestos por ser enterados de quejas que no les interesaban, mejor dicho que empecé a recibir mensajes en los que algunas personas se quejaban de las quejas de los primeros, claro que ahora ya eran más, y muchos de los recibidos ya ni siquiera eran mis cuasi amigos, sino los cuasi-amigos de otros amigos, mejor dicho desconocidos, que habían difundido sus lamentos haciendo copias a sus amigos. Al final de la jornada, los mensajes se habían multiplicado sustancialmente. Yo seguí leyendo y borrando mientras me sentía en un casi divertido juego de quien le escribe a quien y porqué.

Al medio día del miércoles esto ya había pasado de lluvia a aguacero con todos los mensajes de los que escribían, y siempre con copias a los amigos, para quejarse por los mensajes de los primeros y de los segundos, que ya sumaban o mejor multiplicaban sus mensajes con los mensajes de los movimientos de apoyo o de rechazo, de los primeros y de los segundos y de los amigos de los amigos. Si recibí algún mensaje del servicio objeto de la queja ya ni me acuerdo, o no lo vi en medio de ese diluvio de mensajes.

A las 2 de la tarde del miércoles se despertaron los administradores del sistema que vieron inundados de mensajes todos sus servidores, al final de cuentas, nadie se estaba quejando de SUS servicios, ellos son solo los encargados del canal de transmisión del mensaje, pero los mensajes estaban deteriorando la calidad de su servicio, así que ellos también se quejaron en forma abierta a TODOS los usuarios, se lamentaron de esta situación en la cual no tenían culpa, y enviaron y enviaron mensajes pidiendo, suplicando y finalmente EXIGIENDO que todo el mundo parara de enviar mensajes. Y aquí volvimos a empezar, pues con los respectivos mensajes de apoyo y rechazo a los mensajes de los técnicos se desató una nueva oleada masiva de correos.
Los que apoyaban y los que rechazaban y los que se quejaban, mas los que simplemente pasaban y comentaban lo divertido de este sin salida. Ya nadie se acordaba del servicio objeto de la primera queja, que había pasado al olvido total.

El jueves a las 3 de la tarde la que se despertó fue la ira de los administradores del sistema que en cuestión de horas vieron colapsar su servidor con los mensajes de quejas ya mencionados, multiplicados por las reacciones de apoyo y de rechazo a sus propios mensajes técnicos. Pero claro, ya eran casi las 4 de la tarde y ante el colapso solo queda re-formatear. Empezar esta tarea de recuperación era cosa larga, así que su grito de ira fue también un grito de alivio, pues ante esta situación de la cual según ellos no tenían culpa, el paso lógico e inmediato era fácil: hay que reformatear, pero lo haremos mañana.

Al día siguiente, viernes, vinieron los ingenieros que se tomaron todo el día para re-formatear el sistema y crear las barreras necesarias para que esto no volviera a suceder.
El viernes a las 4 de tarde todo volvió a la normalidad.

La crisis duró 5 días, contando el día que se tomó volver a poner el servidor en función y durante el cual nadie pudo trabajar, excepto los informáticos; lo cual no fue un problema pues era viernes. Es de imaginarse que nadie había trabajado durante los dos días que precedieron al colapso, es decir miércoles y jueves y el calculo es fácil con el número de mensajes, el tiempo promedio por mensaje y la cantidad de personas implicadas en el asunto. Aún no sabemos si entre estas personas afectadas por el paro de 3 días estaban los funcionarios que trabajaban en el primer servicio objeto de queja, como tampoco se sabrá nunca si ellos llegaron a corregir algo.

La semana siguiente, pues todo esto había comenzado un domingo en la noche cuando alguien decidió contestar un mensaje recibido, los que se quejaban siguieron quejándose en silencio, pero tratando de encontrar solidaridad en otros quejatarios (suena menos mal que quejetas); los que se quejaban de las quejas siguieron reuniéndose en lugares públicos, tratando de encontrar solidaridad en otros solucionarios (pues aunque estos quieran creérselo, ellos no son revolucionarios, solo son solucionarios), los que se quejan por los mensajes indeseados bloquearon a unos y a otros y los informáticos cobraron extra por reformatear el sistema una vez más.

Derechos reservados sobre este cuento, que es fruto de mi interpretación de los hechos (incluido el correo original) desde una visión un poco mas exagerada. Si lo difunden por internet espero guarden mis derechos de autor. Yo también sueño sueños, pero no creo en soluciones fáciles ni rápidas. Las largas enfermedades requieren largos periodos de recuperación y un tratamiento integral.

RutMaDG
Escrito en Vancouver, un lluvioso domingo de agosto entre las 9 y las 10 de la noche.

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